Al igual que la nieve natural, la nieve artificial está compuesta exclusivamente de agua y aire. La única diferencia consiste en el modo de producción. En la producción de nieve artificial, se imita el proceso de creación de la nieve natural. La nieve natural se forma cuando las gotas de agua más finas se adhieren a los núcleos de cristalización (por ejemplo, partículas de polvo) en las nubes y se congelan en ellas. Debido al aumento de masa, las redes de cristales de hielo resultantes (de menos de 0,1 mm de tamaño) caen. De camino a la tierra, el vapor de agua contenido en el aire se acumula, lo que hace que los cristales crezcan cada vez más. El tamaño de los copos de nieve que se depositan en forma de nieve fresca dependerá de la temperatura. Si es superior a -5° C, se formarán grandes copos de nieve. Por el contrario, con temperaturas más frías, el aire será más seco y los copos más pequeños. En el caso de la nieve artificial o técnica, el principio de origen es el mismo. La única diferencia es que los generadores de nieve forman el núcleo de nieve a partir de una mezcla de agua y aire comprimido. Debido a que la altura de caída total es inferior, la nieve artificial tiene una estructura cristalina ligeramente diferente a la de la nieve natural y es más densa, ya que los copos de nieve son más pequeños.